2011/09/12

Una revisión de Alien

Últimamente y a raíz de un libro sobre el tema, me he vuelto a empapar de todas las películas de la saga Alien, aprovechando para verlas en versión original (cosa que no había hecho hasta ahora). Me he dado cuenta de una cosa que no sobreviene al ver una de las pelis, o todas en un arco de tiempo considerable. No. Pero viéndolas más o menos seguidas, te das cuenta de una cosa: el pobre Alien es una especie en constante peligro de extinción, no más hostil que muchas otras, y "la Compañía" (Weyland-Yutani) tiene bastante razón. Ojo, que este post contiene spoilers para el que no haya visto las películas.

Entiendo que el precedente sobre esta raza es que no se sabe nada de ella, de dónde viene o dónde encontrarla, enfatizándose así en primer lugar su excepcionalidad. Aunque he concluido todo el apartado sobre la primera película en el libro que estoy leyendo, no he encontrado mención a la teoría de un amigo, bastante curiosa por cierto, que a su vez él leyó o escuchó por ahí (no parece que en el guion figure nada de esto): en la nave extraterrestre que encuentra la Nostromo, los Aliens son cultivados como armas biológicas y, de este modo, el extraterrestre enorme que encuentran Dallas, Kane y Lambert operaría una especie de cañón lanzahuevos con el fin de infestar planetas y preparar el asalto. La teoría se sostiene principalmente porque toda la arquitectura de la nave extraterrestre recuerda mucho a la de los propios Aliens, por lo que podría haber un parentesco o relación. Tal vez la nave perdiera el control de sus bio-armas, que acabaran rebelándose y causando el accidente sobre el planeta desconocido (después LV-426, Acheron en los comics y las novelas); se entiende que podrían haber pasado miles de años y que la película láser que cubría los huevos era una especie de campo de éxtasis, o algo así.


Sea cierta o no esta teoría y al margen de especulaciones, una cosa está clara: estos Aliens son algo irrepetible, difícil de encontrar, diferente a todo. En las películas el espectador empatiza con Ripley, pero podría decirse que ella ha encontrando una manada de rinocerontes blancos y está haciendo todos los esfuerzos por exterminarlos definitivamente, para lo cual no duda en emplear incluso explosiones termonucleares de todo tipo: autodestruyendo una estación-refinería, volando una planta atmosférica y hasta estrellando una nave contra la propia Tierra. Todo vale con tal de reducir al Alien -un ser en claro peligro de extincióna- a polvo... literalmente.

Del mostruo se dicen muchas cosas: no tiene conciencia ni sueños de moralidad (como cualquier animal), es el resultado de una evolución perfecta (como el tiburón), pero tampoco es para tanto. En la película original, las tres primeras víctimas del Alien se deben, primero, a su propio ciclo vital (cuando no es más que un bebé); después, a que los tripulantes van en su búsqueda, cuando la pobre criatura sólo se esconde por ahí lo más lejos posible. Incluso, llegado el final, el Alien se pone a dormir en la lanzadera, lo mejor camuflado que puede y probablemente esperando que le dejen tranquilo de una vez. Ripley, la exterminadora, es quien le desvela con vapores sulfurosos y le lanza por la escotilla sin piedad; y aún cuando el mostruo se agarra desesperadamente para entrar por donde puede -en este caso inocentemente por el reactor-, la vengativa mujer lo expulsa activando los motores y friendo al desaprensivo animal.


En la segunda película, el planteamiento no cambia realmente. Ante todo, baste decir que existe una colonia humana desde hace años en el mismo planeta donde están los terroríficos Aliens... y no ha pasado nada. Es cuando un curioso se acerca donde no debe, cuando las criaturas son llevadas a la colonia por los propios humanos y, claro, siguiendo sus instintos establecen la suya propia. Los marines son enviados en misión de exterminio, matando a cientos de estos seres (no digamos cuando vuelan el complejo...) y sacrificando, finalmente, a su Reina: la única ponedora de huevos, lo último que queda para perpetuar esta pobre especie en continuo peligro de extinción y que tímidamente estaba empezando a recuperarse.

En la tercera película resulta que la Reina, en un último esfuerzo agonizante y ya arrancada a granadazos su cola ponedora, aún había conseguido, después de salvarse de chiripa del exterminio de toda su colonia, plantar un par de tímidos huevos antes de morir, nuevamente, expulsada al vacío sideral sin miramientos. Y estos huevos -por las propias funciones biológicas de los "facehuggers" y su sangre ácida- acaban causando un fallo eléctrico y la expulsión del módulo de hibernación donde se encuentra Ripley (eterna enemiga del Alien). En el planeta-prisión donde aterriza (Fury 161), apenas le falta tiempo a una panda de psicópatas, violadores, asesinos y ahora fanáticos integristas redimidos para dar caza de cualquier forma a la pobre bestia, que esta vez humillantemente incluso nace de un perro. Claro, al final llega la Compañía, tarde para salvar al Alien que derriten sádicamente con plomo fundido, pero a tiempo para suplicar a Ripley que no extinga definitivamente la especie; pero nada, ella incluso se suicida en una especie de caldera gigantesca con tal de que el Alien que lleva dentro no vea la luz del día...


La cuarta película es, si cabe, más sangrante. Ha pasado muchísimo tiempo y, milagrosamente y tras numerosos experimentos aberrantes, por fin han coseguido rescatar a un Alien de la extinción. Ya ni siquiera existe una compañía privada detrás: ahora la iniciativa se sostiene con capital público por los Sistemas Militares Unidos, pero no pasan ni cuatro días hasta que una panda de truhanes, piratas y tunantes (estos ya ni siquiera arrepentidos) se proponen exterminar a la nueva hornada de jóvenes Aliens, conseguidos con esfuerzos multimillonarios y años de investigación. Apenas vuelven a nacer, ya hay alguien listo para destruir a las pobres criaturas, incluso a una nueva y excepcional híbrida a la que se acaba triturando por un pequeño boquete a causa de la despresurización.

Así es como yo veo la saga. Cuando empiezas a conectar las películas y verlas de otra forma, te das cuenta de que el famoso y terrible Alien es un animal en contínuo proceso de extinción, bastante parecido a cualquier depredador, al que sólo una compañía intenta salvar, sin acabar de conseguirlo a pesar de dedicar recursos de todo tipo a tal fin. En definitiva, ésta es una serie de películas que, de existir una convivencia con extraterrestres en el futuro, sería políticamente muy incorrecta.

Un saludo!

2 comentarios:

A.Cedres dijo...

Ya lo dijo Obi-Wan, todo depende del punto de vista desde el que se mire.

Estamos de acuerdo en que toda la saga trata sobre intentar exterminar a la raza Alien, pero no digamos que la Weiland Yutani son Greenpeace ya que solo les interesa proteger al Alien para su utilización como un arma. Arma que esta demostrado es dificilísima de controlar.

¿Conviven sin hacer daño a los colonos de "Acheron"? Definitivamente no. Simplemente están en huevos esperando que cualquier raza incauta se acerque para inocularla. Son una raza que somete a cualquier otra para su propia supervivencia, tanto para comer como para poder reproducirse ya que su ciclo vital es así.

Seré "xenomorfofóvico" pero no quiero Aliens como esos en mi planeta xD

Mike dijo...

Hombre, ya es una cuestión de debatir por puro gusto, porque, obviamente, yo tampoco querría a unos Aliens de vecinos. Pero vamos, que bien visto son los pobres bichos los que no dejan de ser acechados en plan acoso y derribo. No deja ser paradógico que una especie que aniquilaría la Tierra esté constantemente al borde de la desaparición.

Un saludo!